Son días negros para el mundo del transporte en nuestro país, donde el factor dominante en tantos desenlaces trágicos es sin duda la desidia social, política y empresarial que nos rodea en estos días y ya desde varios años atrás.
Si analizamos los últimos terribles accidentes ocurridos en relación al transporte, ej el de Flores, si bien hay siempre un culpable visible y material de los hechos, detrás hay un número de otros culpables que miran hacia otro lado. Como si fuera un rompecabezas donde todas las piezas son parte de lo mismo y en más o en menos todas tienen culpa. Cuando ocurre esto generalmente todo sigue igual.
Choferes de autobuses despreocupados por las normas de transito y las vidas que llevan.
Empresas de transporte que no concientizan a sus empleados. Si hay una barrera que no funciona debe informarlo y pasarla con suma precaución y la colaboración de alguien que haga señas claras.
Empresas ferroviarias que no hacen el mantenimiento y supervisión de sus pasos a nivel. Siendo el Estado quien subsidia el sistema y paga por ello.
El Estado que anuncia obras reiteradas veces y no las ejecuta. En este caso se confunde el término de soterrar y termina en una obra faraónica que no se replica en otros ferrocarriles, cuando con pasos bajo nivel se podría haber resuelto hace años y a menor costo.
Funcionarios de gobierno que consideran que una barrera funciona bien a 45 grados estando baja.
Vecinos que opinan en base a su comodidad o responden a intereses políticos que se oponen al progreso y a las obras, perjudicando a la sociedad.
Un trabajador que deja su puesto y se despreocupa sabiendo que la barrera funciona mal y nadie lo releva.
Fueron todos estos factores y mas… la desidia de nuestros días.
Desidia
1.f. Negligencia, falta de cuidado y de interés:
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